sábado, 31 de marzo de 2012

25 Es terrible la manera en que me gustas.

Me dirigí a la cocina, dispuesta a prepararme algo. Habían pasado tan solo cinco minutos desde que Khloe se encerró en la habitación, pero para mi, habían sido como siglos. Ahora además de triste, me encontraba enojada conmigo misma, por no poder ser como alguien normal y seguir llorando por haber perdido algo muy, demasiado, preciado para mi.
Tomé del frigorífico unas presas de pollo semicongeladas y luego las metí en el microondas, tomé un envase de jugo y lo serví en un vaso, me senté en la mesa esperando a que el pollo estuviera listo.
Después de dos segundos creí escuchar sonar el timbre de mi celular, caminé sin ánimos a la sala para contestar, era un número desconocido.

-¿Quién habla? –Mi voz sonaba demasiado indiferente.
-Hola, esto… ¿Alice?
Ésa voz era desgraciadamente demasiado agradable y familiar para mi, quedé en silencio durante unos segundos, la persona con quien conversaba, igual.
-¿Bill? –Dije con voz ronca.
-Sí, Alice ¿Estás bien? Suenas… terrible
¿Cómo podía darse cuenta? O yo era demasiado transparente al escucharme, o Bill, tenía ese don de ser el único en saber realmente como me encontraba. Lamentablemente no podía ser la primera opción, yo soy una experta ocultando mis sentimientos, Bill era la terrible excepción.
-Todo está en orden Bill –Le mentí.
-Eso no es asi, suenas triste, pero no quiero molestarte por celular, llamaba para pedirte algo.
-¿A qué te refieres? –Pregunté, mostrándome indiferente a lo primero que él había dicho.
-Mañana… ¿Quieres venir a mi casa? –Bill sonaba tan tiernamente nervioso.
-¿A tu casa? –Estaba sorprendida, no entendía absolutamente nada.
-Sí, tengo algo que decirte, y no lo haré por teléfono. Además… se te ha perdido algo, Tom dice que te pertenece.
Bill tenía algo que decirme, pero no podía hacerlo por teléfono, ¿Qué podía ser tan importante? Y acaso se refería a que había dejado mi cadena en su estudio.
-¡Alice!
-Sí, disculpa.
-Entonces ¿vendrás?
-Ehm, ¿estás seguro?
-No entiendo ¿Por qué no lo estaría?
-La última vez… No todo salió bien –Dije recordando lo de la foto.
-Lo sé –Concordó Bill-. Pero ya no me importa lo que pase, quiero que vengas, por favor.
Al escucharlo así, era inevitable decirle que no, y la verdad, me moría por volver a verlo.
-Esta bien, ¿A qué hora voy?
-A las tres.
-Perfecto.
-Nos vemos.

El día entero pasó sin novedades, entré a la habitación para dormir y Khloe simplemente actuaba como si no estuviera yo ahí, al siguiente día luego del almuerzo le avisé a Khloe que iría a la casa de los Kaulitz y me respondió con un insignificante Que bien.
Tomé un taxi y le di la dirección tan solo que dos cuadras antes de la casa. Lo bueno de mi era que recordaba muy bien la dirección hacia su casa, ya que esta un poco “escondida”, y para cualquier otro no sería fácil encontrarla.
Cuando llegué la puerta grande de entrada de autos estaba abierta, cosa muy rara, y seguí caminando hacia la puerta de la casa. Ya al frente, apreté los labios y di un leve golpe contra la puerta.

-¡Viniste! –Dijo Bill muy sonriente, hasta que su ánimo cambió al ver lo terrible que me encontraba.
-Te dije que lo haría –Traté de sonreir, pero solo salió un mueca.
-Pasa… -Abrió totalmente la puerta-. Ven, sígueme.
Bill empezó a caminar a través de esta enorme casa, luego de un momento nos encontramos en el patio trasero, una cosa realmente enorme, no se podía ver el fin del patio. Bill siguió caminando hasta estar lo suficientemente lejos de la casa y se sentó en el césped y me indicó para que me sentara a su lado. Esta escena se me hacía parecida.

-Esta cadena ¿Es tuya? –Sacó de su bolsillo mi cadena, y sentí que volví a la tierra, pude volver a sonreír.
-¡Sí! –Exclamé-. ¡Ésa es!
-Se te había caído en la sala de nuestro estudio –Dijo devolviéndomela y rápidamente me la puse-. Eso era lo que te había puesto mal ayer ¿verdad?
-¿Cómo…? –Lo miré a los ojos, esos hermosos ojos, y sentí que caía en un hechizo, me enamoraba de él, no debía hacerlo pero era tan inevitable.
-¿Qué cómo lo supe? –Me sonrió.
-Aha –Asentí con la cabeza.
-Ayer cuando te llamé sonabas destrozada, y hoy cuando te abrí la puerte te veías igual, ahora que acabo de darte la cadena has vuelto a sonreir. Es muy especial esa cadena para ti, ¿verdad?
-Acertaste otra vez –Miré al suelo-. Que extraño…
-¿Qué es extraño? –Dijo buscando mi mirada.
-No soy fácil de entender, muy dificilmente muestro mis sentimientos, y tu los notas sin esfuerzo –Le sonreí.
-Si, es… -Bill bajó la mirada y frunció el ceño.
-¿Qué pasó?
Bill seguía mirando el suelo, ésta vez un poco más enojado, sus manos se cerraron en puños.
-¡Bill!
-Alice… -Dijo suavemente. No me había pasado antes, pero ahora que escuché mi nombre en sus labios, me sentí tan… especial.
-¿Hice algo mal?
-No, yo… -Sus manos se abrieron y miró hacia el cielo-. Yo… -Volvió a mirar hacia el suelo-. Alice, me gustas y mucho –Frunció más el ceño, sus cejas casi se unían.
Quedé en shock, era la primera vez que escuchaba esto, y no me había dado cuenta hasta ahora que estaba muriendo por escuchar a Bill decirlo. Miré hacia el infinito patio, tratando de hablar.
-¿Eso es malo? –Me limité a preguntar.
-¿Qué? –Pude ver de reojo que Bill alzó su cara y me miró.
-Es malo que… que yo te guste, porque, te pusiste así. Asumo que no es bueno para tu carrera.
-Alice ¡mirame! –Exclamó Bill.
Volteé la cabeza y quedé frente a Bill pero yo mantenía la mirada baja.
-Alice… A los ojos
Lentamente subí mi mirada hacia sus ojos. Si había algo que odiaba mucho en el mundo, era mirar a alguien fijamente a los ojos. Lo odiaba
-Exactamente, así. No es malo Alice. Simplemente, estoy demasiado sorprendido conmigo mismo porque… jamás me había enamorado así –Sacudió su cabeza-. Pff, jamás me había enamorado. Y es tan fuerte la manera en la que me he enamorado de ti
Me limité mirarlo sin decir nada, finalmente suspiré y luego le sonreí, y Bill volvió a girar su cabeza y frunció el ceño.
-¿Qué hice ahora Bill?
-Cada vez que sonries me matas… Literalmente.
-No volveré a sonreir si quieres.
-¡NO! –Bill se giró y me miró sorprendido-. Ni se te ocurra hacer eso jamas.
Lo miré con los ojos como platos, asustada por su reacción.
-Disculpa –Me sonrió.
-Esta bien –Le devolví la sonrisa, olvidando lo que pasaba cuando hacía eso-. Lo siento –Puse mis manos sobre mi boca.
-Jaja, no pasa nada –Volvió a mirar hacia abajo-. Es terrible la manera en que me gustas –Me miró de nuevo.

24 ¡Khloe, perdí la cadena!

Salí de la cafetería y volví a la disquera. El comportamiento de Bill me había irritado, no tenía ni idea de por qué había actuado así, era tan ilógico e inmaduro. Volví a mirar el reloj, pensando en qué podía utilizar los minutos que me quedaban. Ya cerca del lugar donde me encontré con Vincent, ví la sala en la que habían estado ellos, de pronto una mano me detuvo por el brazo y me volteó.

Sus ojos se posaron en los míos por un largo tiempo, por un momento sentí inmensa paz al ver esos ojos, pero luego recordé su anterior comportamiento y retiré mi brazo de su mano, me volteé dispuesta a seguir mi camino.

-¡No te vayas! –Me volvió a detener con su mano.
-¿Qué es lo que quieres, Bill? –Giré y lo miré con el ceño fruncido.
-Pedirte disculpas –Soltó mi brazo.
-Estoy bien, gracias
-¿En serio? –Preguntó sarcásticamente-. Porque me acabo de comportar como un perfecto idiota y tú no mereces que te haya tratado así –Su mirada se volvió triste-. Lo siento.
-A mi no me pidas disculpas, es con Tom con quien te debes disculpar, no debiste tratarlo asi.
-¿Tu…? –Frunció el ceño y miró al suelo-. Ya lo hice, le pedi disculpas y me dijo lo mismo, que lo que debo hacer es disculparme contigo, y es verdad… En serio, lo siento.
Me quedé en silencio un largo rato mirándolo, mientras que él solo miraba al suelo arrepentido, quería preguntarle por qué se había comportado así, pero no sabía si debía hacerlo.
-¿Te agradó Tom? –Dijo como si estuviera hablando para sí mismo, apenas lo podía oír.
-¿Qué? –Entendí todo, Bill estaba celoso, ¿o no?-. Es decir, es un gran chico y todo, pero… ¿A qué te refieres con agradar?
-¿Te gusta? –Me miró fijamente.
-¿A qué va todo esto?
Nos quedamos viendo durante otro largo rato, y cuando finalmente Bill se iba a disponer a responderme, nos interrumpen.

-¡Hola, Alice! Veo que ya conociste a unos de nuestros mejores artistas –Vincet se paró a mi lado y nos sonrió, Bill le dedicó una sonrisa fingida.
-Este… Si, apenas hablamos –Sacudí mi cabeza-. ¿Ya nos vamos?
-¿Ya? –Me  miró sorprendido Vincet-. Creo que sí –Miró su reloj-. Sí, ya es hora. Bueno nos vemos Bill –Se despidió con la mano, Bill hizo lo mismo sin decir nada y rápidamente Vincet empezó a caminar hacia la salida.
Miré a Bill en señal de despedida.
-Adiós Bill
-Nos vemos pronto –Me sonrió.

No lo entendía, no entendía la actitud de Bill, parecía al principio estar un poco enojado, o… tal vez celoso, pero al final me sonrió y todo como si nada hubiera pasado, al llegar le conté toda la historia a Khloe para pedirle su opinión, y en efecto, ella concordó conmigo, Bill había estado celoso, celoso de Tom.

-Es lo más tierno del mundo –Khloe cerró sus ojos y sonrió-. Que Bill haya estado celoso de Tom por ti.
-Pues su actitud no me pareció nada tierna.

Khloe abrió su boca, iba a decirme algo, pero se quedó perdida mirando mi cuello, estuvo un largo rato mirandolo, yo le hacía señas con las manos para que reaccionara, pero no funcionó.

-¡Dios, Khloe! Me asustas, dime que pasa –La cojí de los hombros y la sacudí.
-Alice… La cadena
-¿Qué cade…? –Rápidamente puse mi mano sobre mi cuello, tratándo de sentir en él la cadena, y no sentí nada. Puse mis dos manos en mi cuello sin éxito, palmeeé mis bolsillos vacíos. Miré fijamente a Khloe –La perdí. –Me paré del sofa y corrí a mi cuarto, abrí cada gaveta, las mías y las de Khloe, ella llegó luego para ayudarme, buscamos en el comedor, la cocina, la lavadora, la sala, en cada rincón del apartamento, y nada. Me senté en el sofa nerviosa y preocupada, mientras que Khloe seguía corriendo de un lado a otro- ¡Khloe la perdí! –Mis ojos se llenaron de lágrimas-. ¡La perdí! ¡La perdí! ¡Perdí la cadena que me dio Nick! ¡Lo único que tengo de él desde que se fue! ¡Khloe! ¡La perdí! –Ahora era un mar de lágrimas.
-Alice la encontraremos –Khloe se sento a mi lado y me abrazó-. Debe estar aquí, tal vez en la ropa sucia, pero la encontraremos.
-Ya busqué ahí –Puse mi cabeza entre mis rodillas-. ¡Era lo único que tenía! ¡Lo único Khloe!
-Pero puedes enviarle un correo explicándole lo que pasó, el entenderá.
Me quedé meditando un rato. Khloe aún no sabía que desde que él se fue no había recibido algún correo de él y yo jamas había enviado uno.  No sabía cómo decirselo, le había mentido a Khloe, algo que nunca había hecho.
-Khloe, yo… -Retiré mi cabeza de mis rodillas, la miré fijamente, lista para decirle la verdad.
-Alice, tranquila. Si sigues llorando así te puede pasar algo, recuerda tu… enfermedad.
-Khloe, yo jamás envié ningún correo a Nick, nunca lo hice.
Me quedé contemplándola, su rostro era inmune, ninguna expresión se notaba en su rostro, tan solo me miraba, con esos ojos azules como agua cristalina. Se levantó del sofá y empezó a caminar hacia su habitación.
-¡Khloe, lo siento! –Empecé a llorar, otra vez-. En verdad lo siento.
-¿Porqué mierda no me lo dijiste, Alice? ¿No confías en mí, o que?
-¡Claro que sí! Simplemente… -Sacudí mi cabeza-. No lo se, Khloe, lo siento.
-¡Entonces! ¿Por qué no me lo dijste?
-Porque…
La miré otra vez. No tenía excusa, no sabía qué decirle. Khloe volvió a caminar hacia su habitación.
-Khloe, espera –Me levanté del sofá.
-¡No me sigas! No quiero verte, Alice.
Quería llorar hasta morir, y sabía que eso podía pasar fácilmente gracias a mi estúpida enfermedad, pero no podía ser tan egoísta. Esto no era vivir, no podía llorar demasiado como cualquier otro humano, llorar sin control significaba en mí, morir.

   

Sabía muy bien que me había comportado como un gran idiota y ni yo mismo entendía por qué. Ella me volvía loco. Me encontraba sentado en el sofá de nuestra disquera, donde hace minutos había espiado a Alice y Tom. Paseé la mirada por toda la sala y a mis pies pude ver una cadena, la recojí. La cadena tenía un dije con forma de corazón.

-¿Qué es eso? –Preguntó Tom entrando a la sala.
-¿Ah?... No lo sé, la encontré en el suelo.
-Déjame ver –Tom estiró su mano y le pasé la cadena. La giró sin quitarle los ojos de encima y luego de segundos sonrió.
-Es de Alice –Me la regresó a mis manos.
-¿Cómo lo sabes? –Alcé la mirada para ver a Tom.
-Porque ví… su cuello cuando estuvimos hablando
-¿Su cuello? –Pregunté irónicamente y alcé una ceja.
-Bill… -Tom se sentó a mi lado y me miró-. Te gusta mucho Alice, debes hacer algo.
No era una pregunta, me lo estaba diciendo, él ya lo había notado, pero, cómo iba a saber él si Alice me gustaba si ni yo lo sabía exactamente.
-Y ¿Tú qué sabes si me gusta o no? –Me levanté del sofa y me puse al frente de Tom.
-Bill, te conozco desde que naciste –Tom también se paró-. Acéptalo, te gusta Alice.
Me quedé un largo rato pensando en lo que Tom me acababa de decir, y era verdad, ella me gusta, y mucho, probablemente eso no sea bueno, pero no me importaba, ella me gusta y debo hacer algo ¡ahora! Antes de que la pueda perder, eso no me lo perdonaría jamás.
-Necesito tus consejos Tom.
Tom sonrió radiante.

lunes, 26 de marzo de 2012

23 ¡¿Gustav y los demás?!

-¿Tom?
-¿Qué haces aquí? –Me dedicó una gran sonrisa
-Eh… Trabajando –Hice una mueca y luego sonreí, era dificil no ser contagiado de su alegría.
-¿Tu trabajas aquí? –Dijo sorprendido y luego abrió toda la puerta para que yo entrara, miré toda la sala rápidamente… No había nadie más.
-Pues… No, la cosa es que me están llevando a un montón de disqueras para que escoja una como respaldo… Ya sabes, me quieren hacer famosa.
-¿En serio? –Volvió a sonreir-. ¡Wow! Sabes, a muy pocas personas le hacen esto, que vaaarios productores te estan pidiendo que seas su artista, eso no pasa muy a menudo.
-Eso no lo sabía… Creí que siempre pasaba…
-Para nada… -Se dirigió otra vez a la puerta- ¿Quieres ir a comer algo rápido? Hay una cafetería muy cerca de aquí, asi hablaremos mejor –Sonrió.
-Ehm, esta bien –Vacilé-. Me parece genial.

Tom me dedicó una linda sonrisa y volvió a caminar, muy rápido en realidad, las piernas de Tom eran tan largas que un paso de él eran uno y medio mío, mis piernas eran largas, pero Tom era una exageración. Salimos de la disquera y a unos cuantos metros más se encontraba un cafetería, al entrar pude darme cuenta de que era algo privada y costosa, no cualquiera puede entrar aquí, nos sentamos en una mesa, y Tom empezó a leer el menu que ya se encontraba en nuestra mesa.

-¿Qué vas a comer? –Preguntó con la mirada en el menú.
-No… No tengo hambre, gracias –Hice una mueca.
-Tom me miró incrédulo-. Tienes dos opciones, comer algo o comer algo, tu elijes
-¿Que pasa si me rehúso? –Alcé una ceja, sin darme cuenta me acerque más a la mesa y Tom hizo lo mismo.
-Fácil –Puso una sonrisa pícara-. Te llevaré a mi casa y estarás en mi habitación hasta que se apetezca comer algo –Imitandome alzó tambien una ceja y acercó su cara a la mía.
-Esta bien –Rápidamente me hice para atrás, y crucé mis brazos-. Quiero un capuccino.
-Eso no es comida…
-Realmente no tengo hambre
-Ok, capuccino será.

Llamó al mesero e hizo los pedidos en alemán no pude entender muy bien, el alemán de estos chicos era confuso.

-¿Aceptarás trabajar en esta disquera?
-La verdad no lo se… Son muchas las opciones, tengo que pensarlo muy bien.
-Ésta es la mejor, sabes. Aunque tu creas que es obvio que yo diga eso ya que nosotros trabajamos aquí, pero es la verdad.
-¿Ustedes son de esta disquera? –Mi duda había sido confirmada, ahora sí estaba nerviosa.
-¡Pues claro! Si no, que estuviera haciendo yo aquí…
-Claro, ¿Dónde estan los demás?
 En eso llega el mesero con un capuccino y rápidamente se retira.
-Vielen Dank –Dijo Tom al mesero-. ¿Los demás? O ¿Bill? –Alzó una ceja y me miro.
-¡¿No vas a comer nada?! –Exclamé, evitando su pregunta.
-No tengo hambre –Sonrió.
-Tu… -Entrecerré los ojos.
-No me respondiste… ¿Sobre quién quieres saber?
-No me tomaré eso –Señalé el capuccino-. No si tu no comes algo.
Me miró y con señas llamó de nuevo al mesero, volvió a hablar en su extraño alemán y el mesero se retiró.
-Sé un poco de aleman, solo pediste agua.
-Agua… con gas –Sonrió y se hizo hacia atrás sentandose de esa manera en la que él siempre lo hacía… Casi acostado.
-Muy gracioso –Volví a cruzar mis brazos y lo miré enojada.
-¿Porqué siento que te conozco desde siempre? –Sonrió al verme “enojada”.
-No te entiendo… -Tomé el capuccino y bebí un poco. Tom sonrió victorioso, al verme tomar la bebida.
-Hablo contigo tan abiertamente… Como si te conociera de por vida.
-¿No te pasa eso con todas las chicas, acaso? –Aparte mi vista de él.
-No, no es así  –Dijo seriamente.
-Disculpa… -Puse mis brazos en la mesa y volví a tomar un sorbo del capuccino.
-Descuida… –Sacudió su cabeza- Bill y los demás estan también en la disquera, solo que salieron antes que yo.
El mesero llegó con el agua, y Tom le volvió a hablar, utilicé al máximo mi audición y traté de entender todo… ¿Había pedido algo más?
-¿Qué pediste?
-Nada costoso –Volvió a sonreir, era fácil volver a sentirse bien con él.
-¿Gustav y los demás siguen en la disquera?
-Jaja, ¿Gustav y los demás?...

La puerta de la cafetería se abrió y los tres sujetos que entraron quedaron mirándonos un largo rato, hasta que Tom les hizo señas para que nos acompañaran en la mesa.

-Vengan, yo invito ustedes pagan –Sonrió Tom mientras Georg y Gustav se acercaban hacia nosotros.
-Qué generoso –Dijo Georg cojiendo una silla, sentándose junto a nosotros.
-Siempre así –Gustav hizo lo mismo.
-¿Bill, vienes? –Preguntó Tom. Bill seguía parado a un lado de la puerta, sin haber hecho un solo movimiento desde que entró.
-Claro –Su voz era apenas audible. La mesa era redonda, Bill se sentó a lado de Tom, a la derecha de Bill se encontraba Gustav, luego yo y después Georg. Todos estábamos en silencio hasta que llegó el mesero y cada uno pidió su orden, creí escuchar a Bill pedir nada.

-Bill, ¿que te parece si los presentas? –Le golpeó Tom con el codo a su hermano.
-¿Qué?... Tú eres el que estaba en la cita, yo no… -Bill frunció el ceño y luego miró el centro de mesa.
-Bill, esto no es una cita, simplemente la invité a tomar algo, nada más –Tom cruzó sus brazos he hizo lo mismo que Bill, parecía enojado.
-Me llamo Gustav –Sonrió y me saludó con la mano. Le devolví el gesto.
-Y yo Georg
-Soy Alice –Les sonreí.
-Un placer –Dijo Gustav
-Ya habíamos escuchado de ti –Georg alzó una ceja y miró a Bill, al ver que éste seguía con la misma expresión, dejó de hablar. Luego de otro maldito momento de silencio incómodo, llegó el mesero con la órdenes, había tenido razón, Bill no había pedido nada.
Rápidamente Georg y Gustav empezaron a comer, chequeé mi celular y vi que aun me quedaban otros diez, cinco minutos, pero ya no quería estar más tiempo en ese lugar.

-Disculpen, pero ya debo irme, tengo que regresar a la disquera, el productor me dejó un límite de tiempo, y ya acabó –Mentí.
-¿Trabajas aquí? –Preguntó Gustav con la boca llena, una escena muy tierna en realidad.
-Probablemente –Le sonreí, pude ver que Bill quizo hacer una pregunta pero decidió seguir callado.
-Sería genial si llegas a ser de la misma disquera que nosotros –Acordó Georg sonriente.
-Si, por eso lo pensaré bien –Me paré de la mesa.
-¿Tienes más ofertas? –Preguntó Georg sorprendido.
-Si –Hice una mueca y sonreí-. ¿Sorprendente no? Perdón, ya debo irme
-Wow, demasiado –Dijo Georg-. Ok, suerte, adiós.
-Adiós –Se despidió Gustav.
-Un placer conocerlos –Me iba a dirigir hacia la galería a pagar mi capuccino.
-¿Espera, qué vas a hacer? –Tom se paró de su silla.
-A pagar lo que consumí…
-¡Estas loca! –Alzo las manos en el aire-. Yo invité, asi que yo pago –Puso su mano en el pecho, moviendose dramáticamente. Su humor había mejorado.
-Jaja, ok, disculpa. Entonces… Nos vemos –Miré de reojo a Bill y él me estaba mirando, rápidamente miré a Tom-. Adiós
-Por supuesto, adios –Tom volvió a sentarse y su expresión volvió a la de antes.

22 Jamás me he enamorado, quiero saber qué se siente.

Ésa había sido mi peor retirada, pero sabía que si me quedaba un segundo más tomarían diez mil fotos y eso me saldría caro.
Llegué rápidamente al estudio donde Tom me dijo que se encontraban, pero al entrar solo vi a David parado en el centro de la sala y a Tom en el extremo sentado en un sofa, los demas ya no estaban.

-¿Estás loco Bill? –Preguntó David, miré de reojo a Tom y por su expresión supe que algo malo pasaba, malo para mi, ya que él seguía con su sonrisa.
-¿De qué hablas?
-¿Qué de que hablo? ¿Cómo se te ocurre salir con una desconocida a quien sabe donde, y sin guardaespaldas? –David casi me gritaba
-David… -Hable con tono tranquilo, tratando de calmarlo-. Ése lugar lo conozco desde pequeño y… ¡Rayos! era una cita! No iba a llevar a un guardaespaldas –Estaba seguro de estar sonrojado.
-Y… ¿¡a la chica también la conoces desde pequeño!? –Dijo más calmado.
-Ella… -Mire incrédulo a David-. Ella no me haría nada… malo –Creí escuhar la risita de Tom, lo miré y fruncí el ceño-. ¿Qué hay de Tom ah? –Dije señalándolo-. ¿¡Tu crees que las chicas con las que sale lleva aaaños conociéndolas?!… Apenas segundos y ya “salen” –Me quedé en silencio-. Y no solo eso…
-¡Basta! –Me interrumpió David, era obvio que sabía el resto y no quería escucharlo-. Bill, entiende, Tom tiene mas… Uhm, experie…
-¿¡Experiencia!? –Esta vez yo lo interrumpí, sin darme cuenta ya estaba suficientemente enojado-. David yo también tengo derecho a salir con alguien! No solo ése puto…
-¡¡¡Ehh!!!… -Tom se paró de su asiento.
-¡Sientáte Tom! –Lo callé y Tom rapidamente volvió a sentarse, asustado-. Yo también tengo derecho a enamorarme David –Esta vez mi tono era mas bajo-. Jamás me he enamorado, y quiero saber que se siente, estoy lo suficientemente grande para esto…
-Pero Bill, no esta bien que salgas con… -David bajó su cabeza
-¿Con alguien normal? –Lo miré mal-. ¿En serio? ¡Eso es lo que te preocupa nada más! ¿Verdad? David, que bajo has caído, jamás crei que tu fueras así…

Salí furioso de la habitación, encendí mi auto y me fui rápidamente a la casa. Estaba totalmente decepcionado de David, él no era de esas personas, de esos manangers que te dicen Si no es famosa olvídala. Pero nuestra fama había crecido tanto en los últimos meses que talvez ésa era la causa. Aun así, no era una razón justa.
Con todo lo que ocurrió ni lo de la foto pude contarle, tendría que hacer como si fuera cualquier foto falsa.

Llegué a la casa y me dirigí a la cocina a comer algo, me sentía extraño, luego de pensarlo tanto… Si Alice hubiera sido cualquier otra chica, no me hubiera puesto así, pero definitivamente había algo en ella que me hacía querer volver a verla, estar más tiempo con ella.

-Puto –Dijo Tom, imitandome, entró a la cocina. Parecía un poco enojado-. ¡Cómo se te ocurre venirte sin avisar! No tenía el auto, tuve que venirme con David –Se sentó en la silla al frente mío y me miró fijamente.
-Lo siento, no quería estar ahí mas tiempo… -Miré a la mesa-. Lo siento –Repetí, esperaba que él supiera que me estaba disculpando doble. Por dejarlo, y por la palabra, la forma en que se la dije.
-Esta bien –Se tranquilizó-. ¿Qué ocurrió ahí Bill?
-No lo se –Dije con la mirada perdida-. David no es así, como pudo decir eso!? –Sabía que Tom entendería a qué me refería… “Alguien normal”
-Bill…  Probablemente estaba muy preocupado y eso lo dijo sin querer, tu y yo sabemos que David no es asi… Además, en serio! Cómo se te ocurre salir sin guardaespaldas!?
-¡¿Tu también?! –Me paré de la mesa.
-Si si, yo también –Él hizo lo mismo- Yo tan puto puedo salir con un milloooon de chicas. Pero siempre llevo guardaespaldas, al menos en la primera cita.
-¿Primera cita? –Lo miré con los ojos en blanco y alcé mis cejas-. Tom, tu tan puto, no tienes jamás “primera cita”.
-Pero tu jamas has tenido una…

Me miro tristemente, yo le volví la mirada de la misma forma, estuvimos un largo tiempo ahí parados sin decir nada, Tom tenía razón, y yo era un estúpido al haber salido sin avisar ni nada… Tom y David sólo se estaban preocupando por mí, de una mala forma, pero lo estaban.

-Me voy a mi habitación… -Sali de la cocina.
-Bill, lo siento –Escuché a Tom decir a mis espaldas.
-Todo esta bien.

   

Khloe y yo teníamos razón, Brenda o talvez uno de sus “amigos” habían tomado la foto, en clases ella había estado molestándome, diciendo que el de la foto era Bill Kaulitz y que sólo habia salido conmigo por pena. Lo habría admitido, solo la parte de que él era Bill, pero preferí decirle que ése no era Bill, que era cualquier otro chico y que simplemente tenía un buen parecido a él, luego de tanto dejo de molestar.
Una semana después mientras Khloe y yo mirabamos la televisión,  vimos una entrevista de Tokio Hotel, en donde le preguntaron a Bill sobre la foto, que ya había llegado a ser famosa así como yo, y como era obvio Bill negó que ése era él. Si Bill no hubiera hecho nunca esa aclaración las fanáticas de ellos me seguirían odiando, en poco tiempo habia ganado millones de insultos de parte de ellas, algo realmente estúpido.
Desde la cita, Bill y yo no habíamos tenido contacto, era algo de esperarse, lo de la foto se volvió toda una controversia, y si volvía a pasar yo no podria salir de mi apartamento, por mi seguridad.

Luego de un mes, ya cuando lo de la foto se habia olvidado un poco, empecé a ser reconocida en toda la universidad por mis actuaciones, incluso en algunos lugares fuera de ella. Cierta vez luego de clases, me esperaba afuera un productor el cual quiso llevarme a su disquera para que pudiera ver los requisitos y todas sus promociones para ser parte de su estudio… Algo muy repetido estos días.
Últimamente gracias a ellos había conocido a muchos artistas famosos de Alemania, ir a la disquera con este productor no era algo nuevo.
Al llegar al lugar pude ver que era más grande que las demás disqueras y se notaba que tenían mucha mejor economía, probablemente ésta sería la disquera que mi profesor quería que escogiera.

-Por aquí –Me indicó el productor, Vincent, caminando hacia un largo pasillo. Como era mi costumbre miraba todas las puertas abiertas que encontraba, para vez que artista trabajaba aquí, más aun, en esta disquera que al parecer era la más importante de Alemania.
Antes de entrar por la última puerta del pasillo, miré a la derecha y pude ver a un chico con trenzas, ropa holgada, expanciones… ¡Era Tom Kaulitz! Definitivamente, ya que él al mirarme tuvo la mismo expresión en su cara que la mía, totalmente sorprendido.

Vincent empezó con la charla típica de cada productor, traté con todas mis fuerzas en enfocarme en lo que decía pero haber visto a Tom aquí me tenía distraída, ¿acaso Tokio Hotel pertenece a esta disquera?  Sería algo increíble… y también incómodo.
Luego de la charla, como era costumbre, Vincent me dejo merodear por toda la disquera durante unos treinta, cuarenta minutos, y como era de esperarse, inconcientemente fui a la sala donde creí haber visto a Tom.
Estaba parada en el pasillo, justo en frente de la puerta donde sabía que atrás estaban ellos, pero no tenía la valentía como para abrirla, tan solo pude quedarme parada tratando de escuchar algo al otro lado de la puerta. De repente alguien la abre y abrí los ojos como platos.

-¿Alice?