sábado, 31 de marzo de 2012

24 ¡Khloe, perdí la cadena!

Salí de la cafetería y volví a la disquera. El comportamiento de Bill me había irritado, no tenía ni idea de por qué había actuado así, era tan ilógico e inmaduro. Volví a mirar el reloj, pensando en qué podía utilizar los minutos que me quedaban. Ya cerca del lugar donde me encontré con Vincent, ví la sala en la que habían estado ellos, de pronto una mano me detuvo por el brazo y me volteó.

Sus ojos se posaron en los míos por un largo tiempo, por un momento sentí inmensa paz al ver esos ojos, pero luego recordé su anterior comportamiento y retiré mi brazo de su mano, me volteé dispuesta a seguir mi camino.

-¡No te vayas! –Me volvió a detener con su mano.
-¿Qué es lo que quieres, Bill? –Giré y lo miré con el ceño fruncido.
-Pedirte disculpas –Soltó mi brazo.
-Estoy bien, gracias
-¿En serio? –Preguntó sarcásticamente-. Porque me acabo de comportar como un perfecto idiota y tú no mereces que te haya tratado así –Su mirada se volvió triste-. Lo siento.
-A mi no me pidas disculpas, es con Tom con quien te debes disculpar, no debiste tratarlo asi.
-¿Tu…? –Frunció el ceño y miró al suelo-. Ya lo hice, le pedi disculpas y me dijo lo mismo, que lo que debo hacer es disculparme contigo, y es verdad… En serio, lo siento.
Me quedé en silencio un largo rato mirándolo, mientras que él solo miraba al suelo arrepentido, quería preguntarle por qué se había comportado así, pero no sabía si debía hacerlo.
-¿Te agradó Tom? –Dijo como si estuviera hablando para sí mismo, apenas lo podía oír.
-¿Qué? –Entendí todo, Bill estaba celoso, ¿o no?-. Es decir, es un gran chico y todo, pero… ¿A qué te refieres con agradar?
-¿Te gusta? –Me miró fijamente.
-¿A qué va todo esto?
Nos quedamos viendo durante otro largo rato, y cuando finalmente Bill se iba a disponer a responderme, nos interrumpen.

-¡Hola, Alice! Veo que ya conociste a unos de nuestros mejores artistas –Vincet se paró a mi lado y nos sonrió, Bill le dedicó una sonrisa fingida.
-Este… Si, apenas hablamos –Sacudí mi cabeza-. ¿Ya nos vamos?
-¿Ya? –Me  miró sorprendido Vincet-. Creo que sí –Miró su reloj-. Sí, ya es hora. Bueno nos vemos Bill –Se despidió con la mano, Bill hizo lo mismo sin decir nada y rápidamente Vincet empezó a caminar hacia la salida.
Miré a Bill en señal de despedida.
-Adiós Bill
-Nos vemos pronto –Me sonrió.

No lo entendía, no entendía la actitud de Bill, parecía al principio estar un poco enojado, o… tal vez celoso, pero al final me sonrió y todo como si nada hubiera pasado, al llegar le conté toda la historia a Khloe para pedirle su opinión, y en efecto, ella concordó conmigo, Bill había estado celoso, celoso de Tom.

-Es lo más tierno del mundo –Khloe cerró sus ojos y sonrió-. Que Bill haya estado celoso de Tom por ti.
-Pues su actitud no me pareció nada tierna.

Khloe abrió su boca, iba a decirme algo, pero se quedó perdida mirando mi cuello, estuvo un largo rato mirandolo, yo le hacía señas con las manos para que reaccionara, pero no funcionó.

-¡Dios, Khloe! Me asustas, dime que pasa –La cojí de los hombros y la sacudí.
-Alice… La cadena
-¿Qué cade…? –Rápidamente puse mi mano sobre mi cuello, tratándo de sentir en él la cadena, y no sentí nada. Puse mis dos manos en mi cuello sin éxito, palmeeé mis bolsillos vacíos. Miré fijamente a Khloe –La perdí. –Me paré del sofa y corrí a mi cuarto, abrí cada gaveta, las mías y las de Khloe, ella llegó luego para ayudarme, buscamos en el comedor, la cocina, la lavadora, la sala, en cada rincón del apartamento, y nada. Me senté en el sofa nerviosa y preocupada, mientras que Khloe seguía corriendo de un lado a otro- ¡Khloe la perdí! –Mis ojos se llenaron de lágrimas-. ¡La perdí! ¡La perdí! ¡Perdí la cadena que me dio Nick! ¡Lo único que tengo de él desde que se fue! ¡Khloe! ¡La perdí! –Ahora era un mar de lágrimas.
-Alice la encontraremos –Khloe se sento a mi lado y me abrazó-. Debe estar aquí, tal vez en la ropa sucia, pero la encontraremos.
-Ya busqué ahí –Puse mi cabeza entre mis rodillas-. ¡Era lo único que tenía! ¡Lo único Khloe!
-Pero puedes enviarle un correo explicándole lo que pasó, el entenderá.
Me quedé meditando un rato. Khloe aún no sabía que desde que él se fue no había recibido algún correo de él y yo jamas había enviado uno.  No sabía cómo decirselo, le había mentido a Khloe, algo que nunca había hecho.
-Khloe, yo… -Retiré mi cabeza de mis rodillas, la miré fijamente, lista para decirle la verdad.
-Alice, tranquila. Si sigues llorando así te puede pasar algo, recuerda tu… enfermedad.
-Khloe, yo jamás envié ningún correo a Nick, nunca lo hice.
Me quedé contemplándola, su rostro era inmune, ninguna expresión se notaba en su rostro, tan solo me miraba, con esos ojos azules como agua cristalina. Se levantó del sofá y empezó a caminar hacia su habitación.
-¡Khloe, lo siento! –Empecé a llorar, otra vez-. En verdad lo siento.
-¿Porqué mierda no me lo dijiste, Alice? ¿No confías en mí, o que?
-¡Claro que sí! Simplemente… -Sacudí mi cabeza-. No lo se, Khloe, lo siento.
-¡Entonces! ¿Por qué no me lo dijste?
-Porque…
La miré otra vez. No tenía excusa, no sabía qué decirle. Khloe volvió a caminar hacia su habitación.
-Khloe, espera –Me levanté del sofá.
-¡No me sigas! No quiero verte, Alice.
Quería llorar hasta morir, y sabía que eso podía pasar fácilmente gracias a mi estúpida enfermedad, pero no podía ser tan egoísta. Esto no era vivir, no podía llorar demasiado como cualquier otro humano, llorar sin control significaba en mí, morir.

   

Sabía muy bien que me había comportado como un gran idiota y ni yo mismo entendía por qué. Ella me volvía loco. Me encontraba sentado en el sofá de nuestra disquera, donde hace minutos había espiado a Alice y Tom. Paseé la mirada por toda la sala y a mis pies pude ver una cadena, la recojí. La cadena tenía un dije con forma de corazón.

-¿Qué es eso? –Preguntó Tom entrando a la sala.
-¿Ah?... No lo sé, la encontré en el suelo.
-Déjame ver –Tom estiró su mano y le pasé la cadena. La giró sin quitarle los ojos de encima y luego de segundos sonrió.
-Es de Alice –Me la regresó a mis manos.
-¿Cómo lo sabes? –Alcé la mirada para ver a Tom.
-Porque ví… su cuello cuando estuvimos hablando
-¿Su cuello? –Pregunté irónicamente y alcé una ceja.
-Bill… -Tom se sentó a mi lado y me miró-. Te gusta mucho Alice, debes hacer algo.
No era una pregunta, me lo estaba diciendo, él ya lo había notado, pero, cómo iba a saber él si Alice me gustaba si ni yo lo sabía exactamente.
-Y ¿Tú qué sabes si me gusta o no? –Me levanté del sofa y me puse al frente de Tom.
-Bill, te conozco desde que naciste –Tom también se paró-. Acéptalo, te gusta Alice.
Me quedé un largo rato pensando en lo que Tom me acababa de decir, y era verdad, ella me gusta, y mucho, probablemente eso no sea bueno, pero no me importaba, ella me gusta y debo hacer algo ¡ahora! Antes de que la pueda perder, eso no me lo perdonaría jamás.
-Necesito tus consejos Tom.
Tom sonrió radiante.

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